El pan nuestro, de cada día.
Toda persona, que vive, en el interior tenebroso del planeta Tierra (Mundo), cada día, que, pasa, y a veces, cada noche, que, pasa, se ve sometida, a un sufrimiento, totalmente inevitable, más, o menos, grande, pero nunca, nulo, por completo.
Y por tanto, cada día, que pasa, una persona, en el interior tenebroso, del planeta Tierra, se redime del mal, o se santifica, por medio, del sufrimiento, que soporta, de parte, del interior tenebroso, del planeta Tierra, y en una medida, más, o menos, grande…
Y por tanto, cada día, que pasa, una persona, cualquiera, en el mundo, o planeta Tierra, se alimenta, de una futura, eterna juventud, suya, totalmente liberada, de todo mal, y viajera, libre, por toda la Creación, de una manera, más o menos, abundante, pero, nunca nula.
Y por tanto, cada día, que pasa, una persona, en el mundo, se alimenta, de un futuro cuerpo suyo, convertido ya, en un cuerpo de Cristo, cosmonauta de Dios, eterno, inmortal, incorruptible, y viajero, libre, por toda la Creación, de una manera, más, o menos, abundante, pero, nunca nula.